Estudiantes y el uso de la Inteligencia Artificial
Estudiantes y el uso de la Inteligencia Artificial. La Inteligencia Artificial (IA) ha dejado de ser una tecnología futurista para convertirse en parte del día a día de los estudiantes. El alumnado utiliza cada vez más herramientas basadas en IA para apoyar su aprendizaje, desde asistentes como ChatGPT hasta aplicaciones de traducción, corrección de textos o creación de presentaciones.
Esta tendencia no solo responde a la curiosidad tecnológica, sino también a la necesidad de optimizar el tiempo, resolver dudas rápidamente y mejorar el rendimiento académico. Pero, como toda herramienta poderosa, su uso plantea oportunidades y también desafíos.
Ventajas: agilidad, apoyo y autonomía
Entre los beneficios más destacados, la IA permite a los estudiantes:
- Acceder a explicaciones personalizadas: los modelos conversacionales pueden reformular conceptos complejos de forma sencilla y adaptada al nivel del alumno.
- Mejorar la redacción y presentación de trabajos: herramientas que corrigen ortografía, dan estilo o incluso generan esquemas y resúmenes permiten entregar trabajos más elaborados.
- Resolver dudas en tiempo real: fuera del horario de clase, los estudiantes pueden seguir avanzando sin depender exclusivamente del profesor.
- Aumentar la autonomía: los alumnos aprenden a gestionar mejor su tiempo y sus recursos, utilizando la tecnología como apoyo constante.
Desventajas: dependencia, falta de criterio y ética académica
Sin embargo, el uso de la IA también conlleva riesgos:
- Falsa sensación de aprendizaje: si el alumno se limita a copiar sin comprender, el proceso educativo pierde su sentido.
- Pérdida de habilidades esenciales: apoyarse siempre en la IA puede debilitar capacidades como la escritura, el análisis crítico o la resolución de problemas.
- Dudas éticas: surge la pregunta de hasta qué punto es lícito utilizar IA para realizar trabajos, y dónde empieza el plagio encubierto.
Una necesidad de educación digital crítica
Frente a esta realidad, los centros de FP deben asumir un nuevo reto: enseñar no solo con tecnología, sino también sobre cómo usarla de forma responsable. Educar en el pensamiento crítico, el uso ético de la IA y la validación de la información se vuelve tan importante como los contenidos técnicos.
En este nuevo escenario, la Inteligencia Artificial no es ni buena ni mala por sí misma. Todo dependerá del uso que cada estudiante haga de ella… y de la orientación que reciba para aprovechar su potencial sin perder el sentido de su aprendizaje.